Aun no te vas y ya te espero.
Porque sé que pasará tarde o temprano,
en una tarde gris
donde las nubes sean el cielo
y tu ausencia entre a la casa.
♦
Las hojas caen lentamente
y van marcando el tiempo,
como un reloj inmenso, que no se puede ver.
Y el tiempo cae también, detrás de mi frente,
oxidando tu silueta, comiendose tus dedos.
♦
A lo mejor no te vas, soy yo el que me quedo,
arrullando en una silla mi miedo a las distancias,
cortándome las anclas… me duele tu partida.
♦
Pero todavía no pasa y aun queda tiempo,
para decirte de dentro…
que no te vayas nunca,
que tu ausencia me mata,
que son muchas las historias
que necesito contarte,
que aun hay besos en tu boca
que todavía me faltan,
que si te vas yo me muero
aunque no me haya muerto.
♦
Quédate, te prometo mil hamacas,
una nube que no llueva y el ocaso en tu ventana.
Te meceré escondido,
con un vaivén esmeralda
y una tarde me llevas
a visitar tus estatuas.
♦
(Edgar Landívar, 2005) (Cambios menores en 2013)