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No se trata de un debate nuevo. De hecho, mucho se discute acerca de reducir el tiempo de vigencia de las patentes o que el mundo se vuelque al uso de medicamentos genéricos.
Se me ocurrió que la mejor manera de ilustrar el problema es con una historia ficticia, pero que no está muy lejana a una realidad probable.
Imaginemos que un día un aborigen descubre en el bosque una planta nueva, la bautiza como chachakuma (por ponerle algún nombre) y se va para su choza. Al día siguiente se hace una infusión con dicha yerba, se la da a su hijo con dengue y la enfermedad desaparece súbitamente. El aborigen acaba de descubrir de manera casual UNA CURA EFECTIVA. Se transmite ese conocimiento a su hijo y este a su vez a su descendencia y así, hasta que dicho conocimiento ancestral llega a nuestros tiempos. Muy pocos conocen de la existencia de esta planta medicinal pues a nadie le interesa en lo más mínimo poner anuncios en el diario, o realizar estudios para que salgan en la revista Science.
Hasta aquí muchos pensarán… sería muy bueno que todo el mundo conozca de esta yerba!
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No se puede patentar la naturaleza
Imaginemos que la información de esta medicina natural llega a una de las grandes multinacionales farmacéuticas. Ufff… dirán algunos, al fin todo el mundo conocerá de esta milagrosa planta medicinal!
La triste realidad, sin embargo, es que la yerba chachakuma no significa ningún negocio interesante para las BIG PHARMAS. ¿Por qué? PORQUE NO SE PUEDE PATENTAR UNA PLANTA!
Es decir, el negocio de las farmacéuticas está en tratar de tomar la yerba original, encontrar el componente causante de la cura del dengue, SINTETIZAR dicho compuesto (es decir, crearlo de manera artificial en laboratorio), luego PATENTAR EL PROCEDIMIENTO DE OBTENCIÓN DEL COMPUESTO SINTÉTICO y ahora si… INVERTIR MILLONES DE DOLARES EN MARKETING Y VENDER LAS PASTILLAS DE CHACHACETAMOL DE 500mg!! Que vengan los millones!!.
En realidad no importan mucho los millones gastados en marketing porque seguramente serán trasladados al costo de la pastilla al usuario final. Si se necesita el medicamento y se necesita con urgencia, se comprará a cualquier precio. Dura verdad.
Es importante recalcar que como se obtuvo una PATENTE, la empresa no tendrá competencia por un muy buen tiempo. Es decir, que durante este tiempo podrá dedicar gran parte de su presupuesto a marketing en lugar de innovación. Los usuarios no tendrán otra opción que comprarla para curarse. Comprarla al precio que sea.
Por supuesto, no está demás mencionar que ese super presupuesto de marketing hará que el CHACHACETAMOL de 500mg sea mucho más aceptado por la sociedad que la \”mugrosa\” chachakuma ancestral, la cual por cierto, casi nadie conoce.
La moraleja de esta historia ficticia la sacará el lector.
Martin Shkreli: El hombre más odiado del mundo.
Existen muchos casos donde las patentes farmacéuticas han sido un problema para la salud social. Los invito a buscar en Google por a frase “el hombre más odiado del mundo” y probablemente no se topen con Hitler sino con la historia de Martin Shkreli, un inversionista comprador de patentes farmacéuticas que puso algunos medicamentos fuera del alcance de los más necesitados. Que hizo dinero, pues sí. Al final del día el Gobierno de los Estados Unidos no pudo hacer nada contra el sistema de patentes, pero por lo menos puso tras las rejas a Shkreli, cosa que por cierto, no le impide seguir ganando dinero.
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¿Hay que revisar las patentes farmacéuticas?
Debo decir que soy un admirador acérrimo de la investigación científica. A muchos hombres de ciencia los considero héroes por su dedicación y contribución a la sociedad. Sin embargo, dudo mucho de que el modelo de patentes (al menos del modo en que se encuentra concebido actualmente) esté incentivando la innovación tecnológica y el desarrollo científico, sino todo lo contrario. Acerca de esto último, les dejo con este otro artículo que habla precisamente de eso.
http://david.lasindias.com/un-mundo-sin-patentes-la-industria-farmaceutica/
Para los que no lo quieren leer todo los dejo con un párrafo interesante:
el gasto en marketing es un elevado coste fijo que, al igual que la investigación, dificulta la entrada de nuevas empresas en el sector y facilita el monopolio. Así, el marketing es muchas veces un área de colaboración y alianzas estratégicas entre las empresas farmacéuticas. De hecho, los gastos de marketing son cada vez mayores. En 2000, las empresas farmacéuticas innovadoras de Estados Unidos empleaban un 81% más de personal en marketing que en investigación y desarrollo (I+D). Y ésta es una proporción creciente, puesto que en 1995 el personal dedicado al marketing sólo era un 12% mayor que el ocupado en I+D, que incluso ha descendido ligeramente desde entonces (Sager y Socolar, 2001).
Y aquí otro vínculo interesante:
Gene Patents Are Sabotaging the Future of Medicine
El dilema de las patentes farmacéuticas en la pandemia del COVID19
Recientemente se ha desatado cierta polémica en torno a la liberación de las patentes detrás de las vacunas para Covid19, en especial luego de la crisis observada en India, donde se llegó a número récord de muertes. Lo paradójico es que India es también el primer productor de vacunas para las empresas internacionales, pero puede disponer de ellas debido a que no es una receta genércia.