La isla más grande de la provincia de Manabí, en Ecuador tiene un nombre que evoca una dualidad. De por sí, linguisticamente hablando significa un color o un metal; y es por esta misma razón se originaron dos versiones del posible orígen del nombre de la isla: unos dicen que se llama así por el color que reflejan sus flancos llenos de guano al atardecer y otros dicen que porque hay un tesoro (de plata obviamente) enterrado en el lugar. La verdad, la relato a continuación y apareció sin querer leyendo un antiguo libro de piratas… ya se, ya se, muchos de mis escritos comienzan cuando me encontraba leyendo un antiguo libro, pero qué se le va a hacer, parece que al final del día esto se está convirtiendo en un “sello” mio. 🙂
El libro en cuestión es uno muy particular, pues fue escrito por un pirata de verdad, en particular por Alexandre Olivier Exquemelin, un bucanero francés que hizo las veces de cronista a bordo de los barcos piratas que tripuló. Sus crónicas fueron publicadas en el libro titulado Bucaneros de América, en 1678. En esta obra además se relatan los orígenes peculiares de los bucaneros, algo que también explico brevemente en este otro artículo.