Cuando la pandemia sorprendió al mundo, no supimos para dónde correr, los médicos no atinaban qué tratamiento era el adecuado para este mutante desconocido y los ciudadanos nos volvimos paranoicos, extremando cuidados en todo. Nos auto-encarcelamos hasta que todo vuelva a ser como antes. Los gobiernos, sin atinar qué hacer, llegaron a lavar las calles y aceras de algunas ciudades, con chorros de agua mezclada con desinfectante. Pero el tiempo ha pasado y ahora el asunto es mucho más claro.
Hemos aprendido qué no funciona y qué sí. En este punto, a mediados de 2021, ya algo es evidente: el coronavirus, así como la mayoría de los virus que afectan el aparato respiratorio se transmiten a través del aire que respiramos.
Existen ya varios estudios que apuntan a que la calidad de aire en interiores es clave. En especial hay un parámetro que hay que vigilar de cerca: el dióxido de carbono o CO2.
El CO2 y su relación con la carga viral
Lo que los estudios han encontrado es una relación fuerte entre el CO2 y la carga viral de un lugar cerrado. Y es lógico, el CO2 es el principal producto de desecho de la respiración de los seres humanos.
A fines de marzo, un centenar de científicos españoles decidieron enviar una carta urgente a su gobierno, haciendo recomendaciones de cómo encarar el tema para minimizar contagios. El punto 4 de dichas medidas dice literalmente lo siguiente:
La medición de CO₂ es la mejor, si no la única, solución tecnológica de bajo coste disponible para verificar en cada momento si la ventilación es suficiente o si es necesario incrementarla. También permite optimizar la ventilación, evitando corrientes de aire excesivas o consumos de climatización innecesarios. Además, tiene un coste muy reducido y constituye una solución totalmente viable en cualquier actividad, pública o privada. Por todo ello, consideramos necesaria su implantación urgente y generalizada.
https://elpais.com/ciencia/2021-03-25/es-urgente-abordar-de-forma-coordinada-la-transmision-de-covid-por-aerosoles.html
Cuando el exceso de CO2 se duplica el riesgo de transmisión también lo hace
En el mes de Abril de este año, un grupo de investigadores de la Universidad de Colorado, en Boulder, llegó a esta conclusión, acerca de lo que sucede cuando se duplica el exceso de dióxido de carbono.
Zhe Pen, uno de los investigadores líderes de dicho estudio manifiesta lo siguiente.
Monitorear el CO2 es realmente la única solución práctica y de bajo costo que tenemos para monitorear. No hay nada más
https://www.sciencedaily.com/releases/2021/04/210407143809.htm
Los estudios siguieron llegando, pero las autoridades de algunos países han tardado en reaccionar. Sin embargo, los países que están a la vanguardia ya han dado pasos importantes hacia la adopción del monitoreo del dióxido de carbono en escuelas y lugares cerrados.
Niveles seguros de dióxido de carbono
En exteriores el nivel de CO2 por lo general se encuentra alrededor de las 400 ppm (partes por millón). En interiores este valor se eleva. Sin embargo, por lo general las normativas existentes comienzan a fijar un límite seguro entre 1000 y 2000 ppm. Arriba de eso, se considera que existen problemas de ventilación o aglomeración de personas.
Las primeras iniciativas
Luego de la indiscutible cantidad de pruebas científicas a favor del monitoreo de CO2, los primeros gobiernos han empezado a adoptar medidas.
Por ejemplo, la ciudad de Buenos Aires ha emprendido una iniciativa masiva, regalando 33 mil monitores de CO2 a escuelas, como parte de una campaña de regreso a clases segura.
En España, varias ciudades y en especial instituciones como universidades han adoptado esta medida para un regreso a clases próximo.
- Caso UNED: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/10904296/11/20/La-UNED-instala-medidores-de-CO2-para-facilitar-la-asistencia-presencial-segura-frente-al-COVID19.html
- Caso Universidad de Valencia: https://www.lavanguardia.com/vida/20210520/7469368/uv-instala-sistema-monitoreo-co2-prevenir-contagios.html
También existen iniciativas en Canada, Estados Unidos, Australia y varios países de Europa. Si todo sale como se espera, volveremos estar en un mundo casi normal, pero muy precavido, pronto.