Desde niño experimenté una fascinación por aquella ciudad anterior. A lo mejor porque mis abuelos la conversaban con nostalgia. No lo se exactamente, pero sin darme cuenta comencé a coleccionar recuerdos de una ciudad que no viví, pero que imaginaba, a través de las fotos y las pinturas que sobrevivieron a los incendios.
Con el tiempo toda esta rueda que giraba, accionó algún mecanismo y cuando me di cuenta, estaba restaurando fotografías de hace más de un siglo. Dándole vida y color a aquellas fotos en blanco y negro originales. Así fue que nació el libro “Guayaquiil, Historias a Color” y así fue que yo mismo me pude acercar a esa ciudad centenaria, a aquel Guayaquil antiguo.
Pero pasó algo más en el medio del proceso de elaboración de esta obra. Me topé con un viejo video. Eso era una realidad aumentada de aquella ciudad llena de estatuas que nos transmiten las fotos. Era una ciudad en movimiento, no eran actores representando una escena del siglo pasado, eran personas reales siendo ellas mismas. Me dio escalofrío observar comportamientos y costumbres tan parecidas a las de hoy. Quedé fascinado, así que decidí utilizar un proceso similar al de las fotografías del libro que publiqué y aplicarlo a la película.
Realizar la restauración de un video es mucho más difícil que con una fotografía, por lo que los primeros resultados obtenidos a lo mejor no sean los óptimos, pero sin duda me permitieron viajar en el tiempo.
Les comparto dos fragmentos que he publicado en Youtube. Allí se puede observar el tranvía que tenía nuestra ciudad, el famoso American Park en las riberas del Salado, el Malecón, entre otras cosas.
En estos meses de verano que se vienen, espero volver a procesarlas, con mayor definición.