Parecerán dos historias de ciencia ficción, pero no lo son. Se trata de experimentos o dispositivos que, incluso luego de la muerte de quienes los comenzaron, aún continúan funcionando hasta nuestros días, funcionando pacientemente después de décadas o hasta siglos de haberse iniciado. El movimiento perpétuo no es posible, pero estos aparatos se mantienen tercos, “tratando” de desafiar las leyes de la física, al menos hasta ahora.
Una especie de reloj que no se detiene
La historia comienza en el año de 1840, cuando el físico Robert Walker, profesor universitario, adquirió un raro aparato: una especie de timbre activado por una inusual batería de alto voltaje llamada Pila de Zamboni. En ese tiempo debe haber sido un dispositivo bastante peculiar, pues la electricidad era aún poco conocida y muchos la consideraban un tema de magia o fuerza divina (o demoniaca). Se dice que lo hizo para demostrar unas hipótesis científicas de aquel entonces, como la teoría de Electrificación Por Contacto (ahora descartada). Pero en realidad poco se sabe con certeza, ni siquiera es seguro que el dispositivo tenga una pila de Zamboni, lo único que se sabe a ciencia cierta es que fue adquirido en 1840 y desde allí no ha dejado de funcionar. Tampoco ha existido quien se atreva a averiguar el misterio de esta batería aparentemente inagotable, pues desbaratar la dichosa maquinita, atrapada dentro de una campana de vidrio, podría destruirla. Están esperando a que la campana se detenga, algún día, para desarmarla, pues temen que cualquier cambio pueda detener la frágil maquinaria compuesta por una especie de largo péndulo de metal que toca delicadamente dos campanas de bronce.
Para tener una idea de la época en que ocurrió esto: muchos países de latinoamérica tenían poquísimo tiempo de vida y otros ni existían, tampoco se había inventado la bombilla incandescente, peor el avión y la “ópera prima” de Darwin: El Origen de las Especies, estaba aún a varios años de distancia de ser publicada.
En todo caso, ha pasado mucho desde entonces. A la fecha son casi 200 años en los cuales esta especie de reloj nunca se ha detenido y ha seguido zumbando levemente como una incansable abejita metálica. Se calcula que son más de 10.000.000.000 (diez billones) de veces las que el timbre ha sonado hasta la fecha y se piensa que aún le queda mucha vida por delante.
La peculiar campana se encuentra en un pasillo junto al laboratorio de Clarendon, en la Universidad de Oxford y ya ha recibido un lugar en el famoso libro de Récords de Guinness como la batería con mayor duración del mundo.
Y, aunque lo anterior parezca una cosa de locos, no se trata del único caso.
Una gotera interminable
En 1927, en Australia, otro entusiasta llamado Thomas Parnell, ansioso por descubrir qué tan viscosa puede ser una sustancia decidió hacer otro de estos experimentos que no llegaría a su fin (o al menos mientras él estuviera vivo). Fue en la Universidad de Queensland y su motivación era demostrar a sus estudiantes que hay sustancias aparentemente sólidas, que pueden ser en realidad extremadamente viscosas, sólo que nuestro marco temporal no nos permite ver lo rápido que fluyen. De hecho muchos vidrios en realidad son sustancias viscosas, pero en nuestro tiempo de vida prácticamente los vemos intactos, sólidos. Si instaláramos una cámara que tome una secuencia de imágenes cada cierto tiempo y esperáramos el número de años suficiente (a lo mejor toda una vida), a lo mejor notáramos algo observando el video en cámara rápida.
En la práctica el experimento de Parnell no sólo sirvió para demostrar la idea a sus estudiantes, sino que por lo visto también a los nietos y bisnietos.
Lo cierto el experimento comenzó y aun no se detiene. Se trata de un embudo que contiene una especie de brea. La idea es que la brea gotee a través del embudo, vaciando todo su contenido. Hasta el momento han pasado sólo nueve gotas por el cuello del embudo, la última el 17 Abril de 2014 y se espera que la próxima gota caiga en algún momento del año 2028. Al principio de este artículo se puede observar una foto del experimento, acompañado de su actual custodio, el Professor John Mainstone de la Universidad de Queensland.
La bombilla que lleva encendida desde 1901
Esta bombilla ya ha roto todos los récords de funcionamiento y es tan así, que ganó un record Guinness a la bombilla que lleva más tiempo encendida.
Esta bombilla se encuentra en una estación de bomberos en la ciudad de Livermore, California. Se sabe que tenía como objetivo permanecer encendida 24 horas, todos los días; pero nadie sospechó que iba a superar los 100 años sin tener que reemplazarla, y continúa encendida hasta el día de hoy.
Se cree que hay dos claves para que esto haya ocurrido es 1) que los dispositivos en 1901 estaban fabricados con mejores materiales y para durar mas tiempo. Dejo un vínculo a continuación si quieren explorar qué tiene que ver esto con el volumen de ventas de ciertas compañías de fabricación de bombillas. 2) desde el inicio se decidió que esta bombilla en particular sea alimentada con poco voltaje, debido a que se quería atenuar su iluminación, pues era y es, una suerte de luz piloto en la estación donde presta su servicio.